Es tan chiquito el concepto que tengo de mí que no podía creer que me estuviera conversando, supuse que me hablaba por puro aburrimiento.
Es tan chiquito el concepto que tengo de mí que no entendía por qué cada vez que agarraba un cigarrillo ella me daba fuego, consideré que era servicial.
Es tan chiquito el concepto que tengo de mí que cuando se me acercaba tanto que nuestros rostros casi se rozaban, pensé que tenía un mal manejo del cuerpo.
Es tan chiquito el concepto que tengo de mí que cuando vi, o creí ver, o aluciné una expresión distinta en su mirada, me miré los pies e intenté volverme invisible.
Porque es tan chiquito el concepto que tengo de mí que ¿cómo podría ser de otra manera?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario