Recuerdo que a los días de separarme de L. escuché la canción de Sabina que dice:
"tanto la quería
que tardé en aprender a a olvidarla
19 días y 500 noches"
Y me lo tomé muy en serio, pensando que allí estaba la respuesta. 500 noches era el tiempo razonable para hacerse sana sana en el corazón roto. Así que en medio del llanto y el insomnio, contaba las noches y escribía.
El tiempo pasó, pasó el insomnio y eventualmente pasó el llanto. Las noches se fueron llenando de cosas nuevas: música, cuerpos, películas, tragos, libros, calles, etcétera. El espacio donde antes hubo un corazón roto quedó vacío. Y yo seguí contando y escribiendo.
Hasta que hoy, me encuentro casualmente con el mismo tema de Sabina y me doy cuenta que hace mucho dejé de contar. Pero que hace poco el espacio que parecía vacío volvió a mostrarse vivo.
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