A la mañana
siguiente estabas raro. Se dió una situación que viví otras veces*, pero nunca
con vos. Eso me llamó la atencón y tuve el impulso de hacerte la (maldita)
pregunta sobre qué te pasaba.
"Esto no
va" dijiste y te levantaste a prender un pucho. Tus palabras, duras
como piedras, golpearon mi pecho de vidrio. Sentí el derrumbe y el destrozo
hacia adentro.
No lo podía
creer, la des-ilusión. Cayó la imagen de nosotros juntos, estalló ante mis
ojos. Pero me vestí rápidamente y huí.
Una vez en la calle dejé escapar dos discretas lágrimas. Eso fue todo
Una vez en la calle dejé escapar dos discretas lágrimas. Eso fue todo
*Partenaire en la
cama conmigo pero acariciando su felina mascota.
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