domingo, 4 de septiembre de 2016

- I -

A la mañana siguiente estabas raro. Se dió una situación que viví otras veces*, pero nunca con vos. Eso me llamó la atencón y tuve el impulso de hacerte la (maldita) pregunta sobre qué te pasaba.
"Esto no va" dijiste y te levantaste a prender un pucho. Tus palabras, duras como piedras, golpearon mi pecho de vidrio. Sentí el derrumbe y el destrozo hacia adentro.
No lo podía creer, la des-ilusión. Cayó la imagen de nosotros juntos, estalló ante mis ojos. Pero me vestí rápidamente y huí.
Una vez en la calle dejé escapar dos discretas lágrimas. Eso fue todo


*Partenaire en la cama conmigo pero acariciando su felina mascota.

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