miércoles, 5 de octubre de 2016

Inesperado

Me bañé, hacía varios días que no lo hacía. Me depilé. Me puse crema. Elegí la ropa y salí sin rumbo fijo, pero con un libro en la cartera, a caminar por avenida Corrientes. Caminé pensando a dónde ir. Cuando estaba por cruzar una calle, miré adelante mío el hermoso trasero de un perro blanco y todo peludo, con una cola pomposa. Así que decidí caminar detrás del perro y disfrutar observándolo. Cuando él y su dueño doblaron en una esquina vino a mí la idea: una cerveza en Sanber ¿por qué no?. Crucé y volví una cuadra. Allí fui a leer mi interesantísimo libro. Sin embargo, una cerveza era mucho para mí sola, por lo que cuando terminé el último vaso cerré mi libro, dispuesta a volver a casa a desmayarme del pedo. Pero, entonces, el pibe sentado al lado mío me preguntó qué leía. Y empezamos a conversar.

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