viernes, 10 de febrero de 2017

Pero sólo a la mañana, lo juro

     Te pido por favor que no me preguntes más de qué me río cuando te miro a la mañana. Siempre tengo que inventar alguna excusa verosímil, cambiar de tema o disimular la risa. Porque lo que pasa es que no puedo decirte que a la mañana tus ojos me gustan tanto, y disfruto tanto mirarlos, que me reiría a carcajadas si no fuera un papelón hacerlo.

      Por suerte sólo a la mañana me ataca este estado mental extravagante, cuando la luz que entra por la ventana hace que tus ojos brillen verdemente. Y me río lo más disimuladamente posible, porque no quiero que descubras que detrás de todo mi disfraz de interesante soy tan vulgarmente cursi.

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