Como analizamos
en la previa con las chicas, ya me tachaste repetidas veces e intentaste
explicarme por qué ya no va a pasar nada. Por supuesto que yo, con la
insistencia que me caracteriza, ya tenía decido ir a la fiesta en la que sabía
que ibas a estar y ver qué onda. Como si aún hubiera posibilidad de algo distinto.
Las chicas,
solícitamente, me exohortaron a confeccionar la lista de caracteristicas que una
persona no debe tener para que yo pueda involucrarme sentimentalmente
con ella*. Sin duda muchas de esas características se basaron en vos, pero de
todos modos iba a ir a la fiesta.
Y, como era de
esperarse, tuviste los gestos necesarios de la buena cortesía. (Todavía no
decido si quiero matar a todos los corteses o no. La cortesía es realmente
odiosa.)
Dato. Estuviste
toda la noche con una fea-fea. Que en algún momento vi que te abrazaba. "¿Será
que él piensa que en realidad se merece a la fea?", se preguntaban las
chicas. La respuesta es totalmente intrascendente.
Además, por si
fuera poco, me quedé hasta el final de la fiesta y fui testigo de sucesos
varios: chica con ataque histérico, compañeros entonando la marcha peronista,
gritos, novio de una conocida a los chupones con una rubia despampanante, fin de la musica, fin de la decencia del baño y toda la mar en coche.
Eran las seis de la mañana y todavía no me iba, como esperando que pasara algo.
Claramente no pasó nada más que volver a dormir sola, con sensación de pecho vacío.
* Tema que
ampliaremos en otra ocasión.
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